Page 97 - II Plan de Igualdad
P. 97
una información y adaptación progresiva, si así se requiriera, de distintos segmentos sociales
susceptibles de una atención inicial diferenciada en pro de una mayor integración.
En tercer lugar, las personas que comprenden el cuerpo profesional de la educación no
siempre tienen adquiridas las capacidades para abordar un asunto tan delicado y especializado
como es el de la igualdad de mujeres y hombres. Pensemos por ejemplo en el área de
coordinación de la igualdad en institutos de educación secundaria, donde se requeriría de más
medios y cualificación para que la función de coordinadoras y coordinadores de igualdad, en
este su primer año como nos señalaban, tuviese un mayor grado de eficiencia.
Así, el alcance de la educación en su propio estadio socializador es difícil que adquiera el grado
de influencia o persuasión necesario para alterar y transformar algunas conductas familiares
donde persisten micromachismos o simplemente desigualdades entre mujeres y hombres en
su día a día. Tampoco las acciones que se implementan en los centros escolares son en muchas
ocasiones las más acertadas. Así, hay que tener un extraordinario cuidado en la exposición de
motivos que se les trasladan al alumnado adolescente para ilustrar la conducta machista. En
ocasiones se muestran personajes o situaciones diarias que esa juventud puede idolatrar, lo
que logra un efecto contrario al deseado, un rechazo a todo aquello que les llega desde el
ámbito de la igualdad al cuestionar sus propios modelos juveniles.
Añadamos a la importante pero tenue influencia de la educación en los aspectos de igualdad,
otro hecho que en nuestras sociedades se da con mucha frecuencia: en la tercera edad se
cuida de las nietas y nietos que la falta de conciliación laboral y familiar impide a madres y
padres cuidar. Así, en el proceso de socialización entran una serie de valores que, si han
sufrido a lo largo de los años variaciones lógicas contemporáneas, bien es cierto que las
personas más mayores traspasan a sus familiares más jóvenes una serie de condicionantes que
pueden, en algunos casos, insistir en micromachismos o conductas que amparan la
desigualdad.
¿De qué hablamos entonces? De promulgar acciones encaminadas a la igualdad entre mujeres
y hombres que sean aceptadas por las personas más jóvenes a quienes van dirigidas. Los
centros escolares son una importante herramienta de socialización igualitaria y necesitan de la
contribución de la administración pública en un doble sentido: colaboración para la
adaptación, por medio de los servicios sociales, de segmentos poblacionales susceptibles de
una atención especial en torno a la igualdad en su ingreso y desarrollo educativo y una
II Plan Municipal de Igualdad de Oportunidades de Mujeres y Hombres de Elda
2017-2021
97