Page 87 - II Plan de Igualdad
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Castro Pericacho, Carlos de; Arnal Sarasa, María; Lahera Sánchez, Arturo, en “La norma
informal de empleo y el deterioro de la condición de ciudadanía: El caso de la industria del
calzado en Elda, Alicante”. Revista Internacional de Sociología, 2014, vol. 72, nº 3, insistían
hace tres años:
Pág. 670-671: “Una de las formas más extendidas de trabajo informal es la del trabajo a
domicilio. El sector del calzado ha estado tradicionalmente vinculado a esta fórmula, aunque
restringido principalmente a la fase del aparado. Son las mujeres quienes desde sus casas
realizan las tareas del aparado porque les permiten aportar ingresos al hogar mientras cuidan
de los hijos. Además, se puede observar una división sexual de las fases de la producción del
calzado. Las mujeres se suelen ocupar del aparado y del almacenaje y los hombres del diseño y
del cortado (San Miguel 2001). Por otra parte, dentro del ámbito informal, también está la
figura del intermediario comercial autónomo que se dedica a coordinar la realización de
diferentes tareas, trasladando el material de un taller a otro para después colocar el producto
final en alguna empresa legalmente constituida”.
Pág. 675: ‘Por su parte, el aparado, que casi en su totalidad es realizado por mujeres a
domicilio, a pesar de requerir igualmente una especialización muy elevada, no goza del mismo
reconocimiento salarial. E igual ocurre con el trabajo de acabado del producto dentro de las
fábricas. Una entrevistada, encargada de parte del proceso de producción en una empresa de
un familiar, realizaba varios trabajos en la empresa y reconocía: “No tengo tiempo ni para
respirar… De 420 [euros] o 430 no bajo, la quincena. A no ser que hagamos una birria de pares
que… hombre si hacemos 700 pares no me va a pagar 400 euros [la quincena]”. (Mujer, 32
años, encargada de taller de zapatos). Esto puede deberse a que las mujeres aprenden el oficio
de aparadora o de acabado (brillo, adornos, limpiado del zapato, etc…) de manera informal a
través de las redes familiares y vecinales. Estas cualificaciones no son reconocidas
formalmente puesto que se asocia a tareas supuestamente femeninas (coser, ordenar,
limpiar). Esta naturalización de las tareas contribuye a una importante desvalorización del
trabajo y, por tanto, a una importante reducción salarial: “No ha estado nunca muy bien
pagado. Y tampoco podías decir que te subieran algo porque se lo daban a otra. Te tenías que
callar”. (Mujer, 60 años, trabajadora del calzado)’.
Pag. 678: ‘Una prolongación de la edad real de jubilación que también se debe a la necesidad
de encontrar una ocupación para complementar la exigua pensión que les queda tras años de
cotización intermitente y a la baja. “Y ayer me llamó [su madre] y me dijo que a la vecina le ha
II Plan Municipal de Igualdad de Oportunidades de Mujeres y Hombres de Elda
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